Cada segundo domingo del mes es la ocasión perfecta demostrar nuestro amor a nuestras madres. Todos queremos a nuestras mamás, nos preocupamos por ellas y queremos que estén con nosotros en todos los momentos de nuestra vida. Pero la pregunta es: ¿Ella también quiere todo esto?

Como en cualquier otra ocasión, estos días solemos celebrarlo en casa. Las madres se pasan el día diciéndoles a los hijos que estudien, que dejen de usar los teléfonos o internet todo el rato, que hagan la cama y limpien la casa, etc. Pero la cuarentena también puede ser un buen momento para que las madres den un repaso a su lado maternal. Pueden descubrir pequeñas cositas que les ayuden a reducir esa presión mental.

Cada madre tiene sus problemas y se enfrentan a las cosas de manera diferente, pero siempre hay algún factor en común. Practicar las mismas pequeñas cosas pueden marcar la diferencia en sus vidas.

En este día de la madre, queremos recordar a nuestra mamás estresadas que reclamen su individualidad y que se quiten la idea de convertirse en una supermamá:

  1. Deja que tus hijos sean responsables de sus estudios

El aislamiento no solo ha limitado la interacción física de los niños con el mundo exterior, sino que también ha interferido en su comportamiento en cuanto a los estudios, la vida diaria y los intereses. Algunos niños se lo toman como un descanso de sus estudios y poder explorar otras cosas mientras que otros aprovechan el tiempo extra que tienen para estudiar. Forzar a los niños a estudiar no es bueno para ellos y solo te pone más nerviosa. Es un tiempo valioso para buscar una solución a largo plazo al problema. Busca formas de que se responsabilicen por sus estudios y objetivos.

  • No puedes ser sustituta de nada

La dependencia de los hijos no es tu culpa. Las mamás de casi todo el mundo crecen con la expectativa de que se conviertan en supermujeres: mantener una carrera profesional, la casa, los niños, la familia y las relaciones. Tómate un respiro. No puedes estar disponible ni puedes ser la solución a todos los problemas. Felicítate a ti misma por lo que estés haciendo y si sale mal, no pasa nada.

  • Nunca llueve a gusto de todos. Acéptalo

Aunque las cosas están cambiando, aun así, hay padres demasiado ambiciosos y prácticos que no entienden el valor de los diferentes talentos. Cada niño es diferente. Cada uno tiene sus intereses, atracciones y relaciones. Si crees que tu manera de hacer las cosas es la correcta, no quiere decir que la de los demás no sea buena. No te obceques en mostrarle a los niños lo que quieres que vean. Guíalos para que exploren los tesoros de cada talento escondido que hay en ellos y, hagan lo que hagan, muéstrales apoyo.

  • Enseña a los niños aptitudes de la vida real

De alguna manera, la cuarentena nos ha hecho aprender esas aptitudes de la vida que nos pueden alejar de sucumbir a las atrocidades y problemas. Conoces a tus hijos mejor que nadie. La comunicación, la colaboración o la resolución de problema son la clave. Sea cual sea el punto débil de tu hijo, no te centres en eso.

  • Entiende la línea que hay entre tus exigencias y las necesidades del niño

Las madres a menudo se dejan influir sin querer por la conducta disciplinada de sus propios padres. En cuanto ven la oportunidad de pasar más tiempo con los niños y la familia, la urgencia de volver a esos días de antaño hace que los niños se vean obligados a seguir esa dirección ya que piensas que es lo que los niños necesitan. Es hora de descubrir esa línea que hay entre sus necesidades y tus exigencias. Hacer un pequeño esfuerzo por vaciar la carga de pautas y normas innecesarias irá mejor para tus nervios, relaciones y el ambiente en casa.

  • No te empeñes en ser un modelo a seguir, sino en un modelo práctico

No conozco a ningún padre que no quiera ser un modelo para sus hijos, sobre todo las madres. Ellas sacrifican sus sueños, sus horas de sueño, sus necesidades, deseos, gustos, prioridades, intereses, relaciones y todo lo que pueda interponerse entre la mejor educación para sus hijos y ella. Por esta razón, nosotros, como sociedad, nos hemos negado a ver el punto en común en todas estas debilidades. Obcecarnos en ser una gran mamá nos hace perder la oportunidad de convertirnos en una persona real y práctica con todo lo bonito de las imperfecciones, irregularidad y errores.

  • Busca el equilibrio entre el control y la cercanía en la relación con tu hijo

La cuarentena puede ser una especie de cárcel para muchos niños debido a las madres super estrictas. Las madres, a pesar de su generosidad, sacrificios y devociones, siguen siendo los miembros más dominantes de una familia.

A menudo, las mamás ponen su relación madre e hijo en zonas de blancos y negros. Sin embargo, deberían centrarse más en un punto gris. Antaño, las madres eran demasiado estrictas y disciplinadas, pero, hoy en día, las madres tienden a ser demasiado amigables y agradables con sus hijos. La verdad es que los hijos no pueden aceptar ambas. Desde primera hora del día hasta la hora de irse a la cama, ofrece a los niños una versión equitativa de una educación inteligente.

  • No pases de supervisar a los niños a espiarles

Aunque la digitalización trae muchas vulnerabilidades y amenazas a los menores, es imposible ignorar la supervisión de los niños. No puedes estar con tus hijos en todo momento. La cuarentena también ha confinado a los niños en sus habitaciones con sus móviles. No sabes qué ven, con quién hablan y qué hacen en internet. Un programa de monitoreo no es mala idea. Te mantiene alejada de la necesidad de estar pegada a tus hijos las 24 horas.

  • El padre perfecto no existe

La paternidad es el trabajo más difícil del mundo. Lo empeoramos con las expectativas poco realistas de la perfección y excelencia. En varias culturas, a las madres se les da el estatus de diosas y, de cierta forma, se las manipuladas para ser perfectas. De hecho, en algo más que perfectas.

Queridas mamás, el padre perfecto es un mito. Tienes tiempo en cuarentena para decírtelo a ti misma y a todo el mundo mientras distribuyes las tareas de casa y las responsabilidades con otros miembros de la familia.

  1. Cuídate

Todo lo que hemos mencionado no cambia el hecho de que tus hijos te necesitan en cada parte de sus vidas más que nunca. No disminuye el valor y el significado que das a su vida. Tu bienestar y una presencia saludable es su soporte vital. Quieren que estés con ellos en todos los momentos de sus vidas. No prestar atención a tu salud, aspecto, ambiciones e intereses podría crearte un vacío y esto podría afectar a tu relación con los niños.

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