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Empezar ahora Demostración en vivoPuede que piense que solo las relaciones románticas pueden ser tóxicas, pero no es así. Las relaciones con los padres también pueden ser insalubres. Los padres tóxicos no respetan a sus hijos como individuos con su identidad separada. No se responsabilizan por su comportamiento ni se disculpan cuando cometen un error. Estos padres, en ocasiones, sufren de ciertos trastornos mentales propios. En algunos casos, ni siquiera son conscientes de que sus costumbres como padres pueden estar haciéndoles daño a sus hijos.
Cuando los padres tóxicos no sanan, pueden suponer un perjuicio muy grave para sus hijos que les dificulta la tarea de crecer como individuos mentalmente sanos. La recuperación es igualmente difícil. Puede que los niños que crecen en ese tipo de entornos tampoco se den cuenta y vivan en la negación cuando sean mayores.
Aquí tiene algunas costumbres tóxicas que los padres pueden estar manteniendo sin caer en la cuenta de sus efectos nocivos:
Falta de Motivación
Un gran número de padres todavía cree que ser padre implica imponer un montón de normas estrictas y una disciplina dura. Básicamente, estos padres piensan que el castigo es la única manera de mantener disciplinados a sus hijos. Aunque esto funciona para hacerlos más obedientes, no lleva a una relación saludable entre padres e hijos a largo plazo.
Los niños necesitan que les motive además de que les corrija. Se vuelven inseguros e infelices cuando no reciben las alabanzas y el aprecio que se merecen por conseguir algo. Como resultado, sienten que siempre tienen que tratar de ganarse la aprobación de sus padres. Además, les parece que no son capaces de conseguir sus metas. Es importante que los padres aprendan a distinguir entre comportamiento rebelde y pequeños errores genuinos, y después, decidir qué acto se merece un castigo. Si su hijo comete un error inocente, enséñele con amabilidad y anímele a hacerlo mejor a la próxima. Alabe sus logros y sus éxitos. Sus palabras de aprecio podrían hacer maravillas por su autoestima.
Desconsideración por Su Espacio Personal
No demostrar o esperar respeto por el espacio personal supone otra situación problemática. Algunos padres no esperan que sus hijos respeten el espacio personal de los padres, mientras que otros no muestran ningún respeto por el espacio personal de sus hijos. Y hay algunos que fracasan en ambas cosas. Es importante caer en la cuenta de que ambos extremos son poco saludables. Estas acciones no enseñan apropiadamente a los niños lo que necesitan saber respecto a límites.
No puede entrar a la habitación de su hijo sin llamar antes o permitir que hagan lo mismo con usted. Es esencial enseñar a sus hijos que tienen que llamar a la puerta y pedir permiso antes de entrar a la habitación de alguien. Puede tener zonas en la casa donde los niños no tengan permitida la entrada y no hay nada de malo en ello. Al mismo tiempo, dígales que tienen su derecho a su espacio personal.
No hace falta que esté detrás suyo a todas horas en nombre de la supervisión. Usted no puede estar con ellos en todo momento. Enseñe con su ejemplo y enséñeles lo que son límites saludables, respetando los suyos.
Una Constante Actitud Crítica
Esto se relaciona con nuestro primer punto. Los padres que jamás expresan ningún aprecio ni alientan a sus hijos, suelen caer en la costumbre del criticismo, y lo hacen de manera excesiva. Como consecuencia, los hijos se sienten derrotados. Pierden su confianza y crecen pensando que nunca serán capaces de obtener su aprobación y de complacer a sus padres.
Por tanto, la próxima vez que se de cuenta de que está siendo excesivamente crítico y echándose encima de ellos debido a un pequeño error que han cometido, deténgase a pensar un poco. ¿Es necesario? ¿Puede pasar sin aplastar sus espíritus de esta manera? Es bueno enseñarles a sus hijos la manera adecuada de hacer las cosas, pero a veces, si no lo hacen a su manera, eso no significa que estén equivocados.
Agobiar a sus hijos
Es estupendo ser uno de esos padres a los que les gusta pasar tiempo con sus hijos, pero esta costumbre tiene que tener ciertos límites. Cuando se lleva a un nivel tóxico, se convierte en excesivo celo, y ningún niño quiere pasar todo el tiempo con sus padres.
Cuando los niños son jóvenes, siguen a sus padres a todos lados y es normal que pasen todo el tiempo con sus padres. A medida que crecen, necesitan tener su propio espacio para su crecimiento personal y el desarrollo de su personalidad. Tiene que permitirles que tengan más independencia. No hay nada de malo en dejarles pasar tiempo con compañeros de su edad y salir con ellos. Haga un esfuerzo por conocer a los amigos de sus hijos. De esta manera, sus hijos aprenderán habilidades sociales importantes por su cuenta que son necesarias para crecer y convertirse en adultos responsables.
No se puede y no debería revolotear a su alrededor las 24 horas del día. No puede esperar que estén con usted todo el tiempo. Si está siempre con ellos, su personalidad no va a florecer de manera independiente. A la larga, no querrá tener a un adolescente en sus manos que no pueda pensar por sí mismo o entender las cosas más simples sin su supervisión o intervención.
Intimidar a sus hijos
Sí, esto existe. Puede que suene difícil de creer, pero algunos padres intimidan a sus hijos. Para algunos, la única manera de conseguir que sus hijos hagan algo es intimidarles o asustarles. Estos padres recurren a la violencia verbal o física, y a conductas amenazantes para intimidar a sus hijos y forzarles a que les obedezcan. Los resultados son totalmente desastrosos a la larga.
Los padres que
intimidan a sus hijos no tienen buenas relaciones a largo plazo con sus hijos
cuando crecen y se convierten en adultos. Los niños se mantienen a una distancia
y tienen miedo de hablar con ellos de sus problemas, temiendo encontrarse con
la humillación o el ridículo. Los padres que optan por este estilo
intimidatorio de tratar a sus hijos tienen que aprender la diferencia entre ser
justo, establecer disciplina, y ser cruel con sus hijos. Su hijo se merece y
necesita su amor y su atención y no la actitud de un matón. Muéstreles su amor
y cortesía cuando cometan errores, y conseguirá mejores resultados.
Padres Helicóptero
Los padres que están demasiado pendientes de sus hijos han dado lugar a un estilo parental conocido como el “estilo helicóptero”. Se ha hecho bastante predominante hoy en día. El estilo helicóptero ha creado un montón de hijos mimados y engreídos que van donde sus padres en el momento que ven que no se pueden salir con la suya.
Es extremadamente difícil estar con este tipo de gente que han sido educados con el estilo helicóptero. Como padre, es su tarea asegurarse de que no recurre a este estilo de ser padre y se convierte en uno de esos que se esfuerza demasiado por conseguir que su hijo siempre consiga lo que quiera, ya se trate de un papel protagonista en la obra de la escuela o en algún equipo deportivo.
Su deseo de protegerles de todo tipo de males acabará saliéndole por la culata cuando salgan al mundo real en el futuro.
Inconsistencia en el establecimiento de normas
Es esencial que cuando usted decida una norma a seguir, la haga cumplir y sea consistente con ello. Sus hijos deberían saber que tienen que cumplir con las normas y que usted las toma en serio. Si usted no toma medidas y no actúa respecto a lo que ha establecido como castigo cuando se rompen las normas, les está preparando para una vida en la que pueden perder su respeto por la ley fuera de casa. Este tipo de actitudes puede crear muchos problemas más adelante en la vida ya que sus hijos no aprendieron a cumplir con las primeras normas que se les impusieron y si lo hicieron, no tuvieron nunca la sensación de que eso conllevaría algún tipo de castigo.
Por tanto, cuando establezca normas en su casa, es importante que informe a sus hijos de las consecuencias que tiene no cumplir con esas normas. Si lo hacen, tiene que cumplir con su palabra y castigarles. Si no lo hace, sus hijos reciben mensajes confusos al respecto y de este modo, aprenden a manipularle para que no sea estricto con las normas. Puede que esto resulte duro, pero es esencial ser consistente y mantenerse firme en lo que ha prescrito.
No prestarles atención
Hay muchas distracciones a nuestro alrededor todo el tiempo, siendo la tecnología la más grande de todas que ha cobrado su precio en todas nuestras relaciones.
Deles a sus hijos su atención completa cuando quieran hablar con usted. Este presente para ellos a menos que tenga algo importante que hacer. Si está realmente ocupado con alguna tarea, dígales que, en cuanto termine con ello, los escuchará y les prestará toda su atención. Es normal que las cosas que le interesan a sus hijos le parezcan triviales y a veces hasta le aburran, pero cuando sus hijos le hablen de cosas al azar, también le dirán cosas importantes y se abrirán a usted contándole lo que les pueda estar preocupando.
Si usted está
demasiado absorto con su propia vida como para prestar atención a lo que le
digan, decidirán tratar sus asuntos por su cuenta o confiar en alguien
diferente al ver que usted no muestra ningún interés en sus vidas.
No se
convierta en su sirviente a todas horas
Por supuesto que no tiene nada de malo prestarles atención a las necesidades de sus hijos y asegurarse de que tienen todo lo que necesitan, pero no esté a su servicio como un sirviente. Todo padre quiere enseñar a sus hijos a que se conviertan en adultos autosuficientes e independientes algún día. Y eso no sucede de la noche a la mañana. Lleva un aprendizaje gradual que requiere tiempo. Y hay una gran posibilidad de que eso suceda si los padres se encargan de cada detalle de las vidas de sus hijos incluso cuando son adolescentes o van a la universidad.
Si su hijo no sabe cómo prepararse un sándwich o una comida sencilla, eso es un problema. A medida que los chicos se hacen mayores, desarrollan algunas habilidades por su cuenta que les ayudan a desarrollar la confianza en sí mismos al aprender a realizar tareas diarias como conducir un coche, limpiar su habitación, lavar su ropa, y cocinar cosas básicas. No es que tengan que convertirse en chefs de primera, pero sí que han de aprender a sobrevivir por su cuenta cuando usted no esté presente.
No caiga en la costumbre de cuidarles como bebés cuando ya han pasado de esa etapa. Deje de tratarles como niños pequeños que no pueden hacer nada por sí solos. Si usted o su pareja han caído en alguna de estas costumbres, necesitan ayuda profesional. Consulten con un consejero para parejas o un terapeuta familiar que puede ayudarles a alejarse de estos hábitos parentales tóxicos que podrían dañar a sus hijos en el futuro. Si su pareja tiene esta costumbre y se niega a ir a terapia, vaya usted por su cuenta. Podría resultar toda una experiencia de aprendizaje en la que aprendería otras maneras de ser un buen padre al tiempo que reduce estos hábitos tóxicos con sus hijos.