Este es un relato realmente interesante de una madre que se declara a sí misma como tecnófoba y que tuvo que ponerse al día rápidamente con las redes sociales. Lo que me impresionó fue su viaje desde no tener ni idea a poco a poco entender más del mundo digital que le rodea. A veces en XNSPY tendemos a olvidar CÓMO pueden resultar de abrumadoras las nuevas redes sociales y la tecnología Smart a algunos padres. Esta aportación en particular me recordó esto. Aquí tiene la historia en sus propias palabras…
Nunca supe que con el paso del tiempo, tendría que aprender nuevas maneras de ser madre que me ayudarían a estar al corriente de los tiempos. Con ello tendría que salir de mi zona de confort y experimentar cosas nuevas. Hace un par de años, jamás se me hubiera ocurrido vigilar a mis hijos utilizando una aplicación espía de Apple. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
En mi caso, esto significa que tuve que aprender a utilizar smartphones. Ya sé lo que estáis pensando: ¿Quién no utiliza un smartphone hoy en día? Pues yo sin ir más lejos. La verdad es que nunca he seguido las últimas tendencias en cuestión de móviles. Pensaba que era sensato. No me apetecía gastar demasiado en móviles muy sofisticados. A mí me gustaba mi móvil de pantalla abatible de todas maneras. Hacía lo que quería que hiciera. Hacía llamadas, podía enviar mensajes de texto a la gente, ¿no están para eso los teléfonos?
Por ello no os sorprenderá saber que ni siquiera tuviera una cuenta en Facebook. No es que no supiera cómo utilizar un ordenador. Podía hacer búsquedas en Google cuando quería. Por ejemplo, podía encontrar nuevas recetas cuando preparaba la comida para mis hijos. O si estaba enferma, podía buscar información en Google. En cierta ocasión me hice una cuenta de correo electrónico, pero al final no tuve ocasión de utilizarla en absoluto.
En cierto modo, se puede decir que estaba siendo una tecnófoba. No es que fuera indiferente a toda esta innovación que se ha dado a mi alrededor. Me dije a mí misma que no lo necesitaba. Porque necesitarlo requería que aprendiera a utilizarlo. Y esa era la parte que me asustaba. Mis hijos por el contrario han crecido con estos aparatos en la mano. Sabían utilizarlos antes de que pudieran hilar un frase entera. Para mí, estas tablets y smartphones eran cosas que nunca había visto, y que nunca podría saber cómo utilizar.
En menos que canta un gallo mis hijos crecieron y se hicieron púberes y adolescentes y hubo un cambio en nuestro hogar. Hijos mayores significa problemas muy diferentes que requieren de distintas técnicas de maternidad. Un día mi hija Cindy llegó llorando a casa del colegio porque se estaban riendo de ella en la escuela. Le pregunté qué le habían dicho exactamente que le había dolido tanto. Resulta que nunca le dijeron nada directamente. Solo la señalaron y se burlaron de ella por algo que había pasado en Facebook la noche anterior. Cindy había subido una nueva foto (un autorretrato al que llaman selfie). Una de sus compañeras de clase cayó en la cuenta de que se parecía a un personaje de caricatura llamado Chowder. Enseguida se unieron más alumnos con sus propias opiniones y antes de que se diera cuenta, ya la habían apodado como tal, dejándola desolada llorando.
Esto resultaba una situación muy poco usual para mí. Ya sé que es habitual que los niños se enzarcen en peleas sin sentido como estas. Lo que me sorprendió fue el hecho de que dicho comportamiento hubiera trascendido del patio de recreo del colegio a sus mundos en Internet. Quién iba a decir que Facebook sería otro patio de recreo donde los abusones eligen a sus víctimas y otros niños se unen a la burla por miedo a ser la próxima víctima.
Este incidente me llevó a investigar un poco por mi cuenta. Leí sobre el abuso en Internet y otros incidentes que incluían niños y ordenadores donde las cosas habían salido mal. Descubrí que no era la única madre en esta situación.
La Segunda Parte de este relato estará lista para publicarse muy pronto en este blog, ¡manténgase informado!