No me gusta meterme en discusiones de política. No publico largos comentarios en mi perfil de Facebook ni tengo debates innecesarios con otra gente. No me identifico con ninguna ideología en particular, ni estoy muy enterado de los puntos que defiende cada partido. Sin embargo, soy un padre y todo lo que tenga que ver con la seguridad en la escuela me pone nervioso. Como muchos padres, he empezado a preguntarme si la escuela ha dejado de ser un lugar seguro para mis hijos.

Cuando yo era niño, lo de ir a la escuela era completamente diferente. Nos quejábamos de levantarnos pronto por la mañana y de tener que pasarnos las horas con profesores aburridos. Nos reíamos y jugábamos. Hacíamos amigos. De vez en cuando, teníamos ejercicios de evacuación para casos de incendio y nos enseñaban las precauciones de seguridad. En una ocasión, cuando los periódicos informaron de la posibilidad de un terremoto, hicimos un simulacro de evacuación para enseñar a los niños lo que tenían que hacer.

Básicamente, aprendimos a prepararnos para defendernos de la Madre Naturaleza – la tierra y el viento y el fuego. En mis años de escuela, jamás me tuvieron que enseñar a proteger las paredes de la clase de otros seres humanos. Así que cuando pienso en mi hijo yendo ahora a la escuela, en estos tiempos en que cualquiera –y quiero decir cualquiera– puede violar los límites de seguridad y crear caos en un lugar que debería ser un refugio para la educación y el aprendizaje, me echo a temblar. La verdad es que me asusta muchísimo.

No sé si se acuerdan, pero en cierta ocasión, hubo un episodio de Glee en la FOX sobre este tema. Le llamaron “Shooting Star” (“Estrella Fugaz”) quizá con poco sentido del gusto, pero abordaba el terror que causa la violencia con armas en las escuelas. Para algunos, especialmente para los padres de Sandy Hook, esta descripción llegó demasiado pronto. Este episodio se aireó el 11 de abril del 2013. Hoy estamos en 2017 y me gustaría poder decir que las cosas han cambiado. Lo cierto es que mis hijos son igual de vulnerables a dichos incidentes cada día que van a la escuela. Nada ha cambiado en la ley. Hay más incertidumbre en el frente político. Hay cada vez más tensiones entre la gente y los que tienen por tarea protegerles. Así que no, señor, no creo que mis hijos estén a salvo en la escuela para nada.

Claro que también he de hacer una elección. Puedo elegir educar a mis hijos en casa, pero ¿y después qué? ¿Puedo mantener a mi hijo encerrado en nuestra casa para protegerle del resto de este mundo malvado? Claro que no. ¿Hay algún otro lugar público que sea más seguro que las escuelas? Ni siquiera lo sé. Así que dejo que mi hijo tenga la experiencia que todo chico americano se merece tener – ir a la escuela para conseguir una educación y construir tu futuro. Tampoco puedo ir a la escuela con él, pero puedo seguir conectado con ellos de alguna manera mientras están allí.

Es por lo que decidí poner una aplicación de rastreo por GPS en el teléfono de mi hijo, para poder seguirle donde vaya. Aunque eso no le protegerá, me hace sentir algo mejor, sabiendo donde está en todo momento.

Esa es exactamente la razón por la que le estoy rastreando con esta aplicación para móviles. Quiero saber si ha vuelto a casa de la escuela de una pieza mientras yo estoy en el trabajo. Quiero saber si está en entrenamiento de fútbol, o si se ha ido a comer helado con sus amigos, o si está de acampada y dentro de límites seguros. Me hace sentir mucho mejor saber donde está. Es mucho mejor que preocuparse desde lejos, preguntándome dónde estará mi hijo.

Ya sé que muchos padres no están de acuerdo con una vigilancia tan de cerca y con el rastreo de sus hijos. Trato de no ser invasivo. Con esta aplicación, mi hijo no sabe que le estoy rastreando o que me estoy preocupando constantemente por él. Quiero que sea capaz de vivir su vida sin preocupaciones y que tenga las experiencias adecuadas que le ayuden a crecer. Quiero que sepa que no se puede vivir esta vida con miedo. Debería estar enfrentándose al mundo de frente sin pensar en todo lo que puede salir mal. Soy su padre – es mi trabajo preocuparme de la seguridad de mi hijo. Y el suyo es vivir su juventud a tope.

Mi rastreador de GPS es algo así como una manta de seguridad parental. ¿Recuerda como Harry Potter miraba el Mapa de Marauder incluso después de dejar a Hogwarts, solo para comprobar si sus amigos seguían allí? Pues eso es lo que yo hago. Cada vez que estoy nervioso, tranquilizo mi paranoia echando un vistazo al mapa para ver si mi hijo está en la escuela o en el entrenamiento o donde sea que tenga que estar en ese momento. Seguramente nunca me dejaré de preocupar como padre, pero puedo sentirme más cómodo, así que lo hago.

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