Como prometimos, aquí está la Segunda Parte del relato de la “madre tecnófoba”. Este blog es una continuación del otro, así que asegúrese de leerlo antes, ¡o no podrá entender la historia!
Internet tiene un lado más oscuro y entiendo por qué. No necesito ser un experto en redes sociales para decir esto. En Internet, los niños no están frente a frente. Se esconden detrás de ordenadores y de las letras en sus teclados. No hablan en persona entre ellos. Solo mediante palabras en una pantalla. Esto libera sus inhibiciones, les libra de todo protocolo social que puedan observar durante una interacción física. Por tanto, les parece que pueden hacer lo que les venga en gana, decir lo que quieran y expresarse de la mejor manera que les parezca. Además, no hay entidades mediadoras online. No están los profesores como en el patio de recreo para vigilar a los niños. Ni tampoco están presentes los padres comprobando que sus hijos se porten bien. No hay nadie a quien acudir y quejarse cuando algo sale mal. Esto les da a los niños una oportunidad de ser impulsivos. No hay nadie para comprobar el lenguaje que se esté usando. Nadie que se de cuenta cuando un niño es cruel con otro.
Pronto me di cuenta de que entendía las redes sociales mucho mejor de lo que creía. Al fin y al cabo soy una madre. Y tengo todo el instinto maternal que necesito para guiarme por todo el camino. No necesito ser una maga de la tecnología al fin y al cabo. Lo único que tengo que hacer es mantener a mis hijos a salvo. Así que me metí online y descubrí que podía vigilar las actividades online de mis hijos mucho mejor si utilizaba una aplicación de vigilancia de iPhone. Solo tenía que instalarla en sus teléfonos para monitorear sus actividades mediante una cuenta online. Y todo lo que tendría que hacer es leer. Deja que te explique.
El control parental que utilicé fue XNSPY y por eso estoy compartiendo mi experiencia en este blog. XNSPY básicamente carga todo lo que mi hija está haciendo en su iPhone en mi cuenta. XNSPY me informa de todas las actividades que realiza mi hija. Esto incluye:
- Sus mensajes de texto. Puedo leer cada uno de ellos.
- Sus mensajes en Facebook. Aquí también puedo leer todos los mensajes, tanto enviados como recibidos.
- Sus mensajes instantáneos. Esto abarca WhatsApp, Tinder, Kik, Viber, Skype y Line.
- Sus datos de navegación. Puedo ver qué páginas web está visitando.
- Su correo electrónico. Puedo ver los correos que envía y que recibe.
- Su ubicación exacta. Puedo rastrearla mediante un sistema GPS y ver el historial de los sitios que ha visitado.
Fundamentalmente, puedo leer todos sus mensajes y asegurarme de que no están abusando de ella en la escuela. Al mismo tiempo, me aseguro de que no ande en páginas donde puedan hacerle daño. Cada vez que se mete en una situación con sus compañeros, le digo que apague todo y haga algo positivo para variar. También he compartido este asunto con otros padres de niñas que van con mi hija a clase en la misma escuela. Estamos todos de acuerdo en que tenemos que aunar esfuerzos para resolver este problema del abuso online, al menos en nuestra escuela, o por lo menos, en las clases de nuestras hijas. Los padres han de responsabilizarse por el comportamiento de sus hijos. Los niños son maleables: suelen hacer cosas que les darán una imagen “molona” entre sus compañeros. Los padres han de ser los que corrijan sus comportamientos, incluso en el mundo online.
Al final, este espía de Apple me ayudó a convertirme en una madre moderna. Me ayudó a superar el miedo a la tecnología del que me estaba protegiendo porque me enseñó que no es tan duro. Y entendí que si puedo vigilar las redes sociales de mi hija, ¡también puedo tener las mías! He empezado a utilizar Facebook y Twitter. Sigo a mi hija en esas plataformas para poder estar informada de lo que sucede de primera mano además de desde el control parental. Aparte de esto, utilizar esta plataformas por mí misma me ha dado una mejor comprensión de cómo funcionan. Entiendo qué áreas necesitan más vigilancia que otras. Y sobre todo, me ha dado un mejor entendimiento de hacia dónde se dirige el mundo, al menos en lo que respecta a mis hijos.
¿Tiene alguna experiencia que le gustaría compartir con nosotros? Escríbanos o deje un comentario a continuación para que salga en este blog.