Serial-buying-iPhone

Otro de nuestros lectores comparte la historia sobre su hijo que siempre quiere comprar el último iPhone. Su hábito de compra insaciable le metió en muchos problemas. Esta es la historia real contada en sus propias palabras…

Demasiados iPhones

Los smartphones no están diseñados para durar. Están diseñados para encajar con la cultura de consumo donde solo sirven durante un año, cuando sale un nuevo modelo que deja al anterior obsoleto. Y mi hijo de 15 años es un perfecto esclavo de este ciclo que las compañías tecnológicas han conjurado. Empezó comprándose un iPhone 4, y luego quería un iPhone 4s, tras lo cual quería un iPhone 5. Y cuando se puso como loco por comprar un iPhone 5s, tuve que detenerle. Es un comprador en serie y yo sabía en mi fuero interno que este hábito sería muy perjudicial más adelante.

Parece una progresión natural, ¿verdad? Por descontado un chico va a querer un iPhone 5 después de un iPhone 4. Pero lo cierto es que yo gano un salario mensual, y ya no puedo permitirme estos hábitos de comprador en serie. Así que aparentemente, mi hijo decidió que si yo no se lo compraba, encontraría otra manera. ¡Y se metió en tantos problemas después de eso!

La Primera Mala Experiencia

Sin que yo lo supiera, mi hijo vendió su iPhone 5 en Internet. Encontró un comprador que vivía en la zona y condujo durante dos horas para encontrarse con él. ¡Condujo dos horas para quedar con un perfecto desconocido! Hay muchas cosas que están mal con esto, pero déjeme hacer una lista de los peligros que más me preocupaban.

  • Es demasiado joven para tener permiso de conducir.
  • Tomó prestado el coche de su amigo sin mi permiso.
  • Condujo una gran distancia sin decírmelo así que yo no tendría ni idea si algo le hubiera ocurrido.
  • Acordó reunirse con un desconocido que conoció en Internet.
  • Fue completamente solo.

 

Hizo todo esto mientras yo estaba trabajando.

La persona con la que quedó tenía más de 20 años, así que se dio cuenta de que podría engañar fácilmente a un chico de 15 años. Esta persona le pagó a mi hijo bastante menos de lo que habían acordado, y consiguió que mi hijo le llevara en coche a un vecindario que no me inspira ninguna confianza.

La Segunda Mala Experiencia

Podías pensar que ahí quedó todo, pero ojalá hubiera sido cierto. Cuando logró vender suficientes cosas como para conseguir un nuevo smartphone, mi hijo encontró a alguien en Internet que vendía su iPhone 5s en “condición impecable”. Una vez más, condujo un largo camino para quedar con el vendedor. Y esto es lo que sucedió.

El vendedor, que no debía pasar de los 25 años, exigió que mi hijo le diera el dinero primero. Cuando mi hijo replicó que quería ver el teléfono primero, el vendedor sacó un arma, la apuntó a la cabeza de mi hijo y tomó todo su dinero sin darle el teléfono. Entonces se dio a la fuga, dejando a mi hijo solo y asustado.

 

Mi Solución Técnica

No se puede imaginar el horror que sentí cuando mi hijo finalmente confesó lo que había estado haciendo. Es entonces cuando decidí que necesitaba encontrar una manera mejor de aplacar su enfermedad de comprador en serie. Instalé una aplicación de control parental en su teléfono. De este modo, podía rastrearle dondequiera que estuviera, y podía estar al tanto de sus hábitos de navegación en Internet. Ahora siempre sé si está tratando de comprar o vender en Internet, o si se encuentra más allá de un radio de 7 kilómetros.

Los chicos siempre van a querer novedades, pero tenemos que encontrar una manera de controlar esta necesidad. Al leer la historia de miedo de esa madre en tu blog me sentí inspirado para compartir la mía, porque estoy completamente de acuerdo con ella. El problema no está en darles teléfonos a los chicos. Está en darles teléfonos sin una vigilancia adecuada.

¿Necesita, como padre, que escuchemos su historia de miedo? ¡Cuéntenosla en la sección de comentarios!

 

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