Qué Significa Ser un Jefe Vigilante

Hablamos mucho sobre la gestión de empleados. Hablamos sobre cómo los jefes deben ser inteligentes pero no dominantes, cómo han de ir dos pasos por delante pero nunca dejar atrás a su equipo, y cómo necesitan monitorear su rendimiento pero sin invadir su privacidad.

Y ya lo sabemos, que todo esto suena a cliché. Lo último contradice lo anterior y nada tiene sentido de verdad. ¿Qué significa eso de ser un jefe vigilante, de todos modos?

La cuestión es que podemos perdernos en una discusión sobre lo que constituye una buena gestión y una mala gestión de empleados. Sin embargo, lo que define a un buen jefe viene determinado por el tiempo, la situación y los propios empleados.

Así que vamos a tratar de encontrar el sentido en todas estas discusiones que parecen decir muchas cosas al mismo tiempo.

Dar Dirección a los Empleados

Lo primero que hacen los jefes vigilantes es proporcionar direcciones claras a sus empleados. Nada resulta más frustrante que no saber lo que se supone que uno tiene que hacer. Y estos problemas son incluso más prevalentes en la actualidad ya que las organizaciones están promoviendo la flexibilidad en el trabajo.

Con todo eso en mente, es realmente importante que usted como jefe se siente con su empleado y le hable de cuáles son sus deberes esenciales, qué indicadores de rendimiento se van a utilizar para juzgarles y qué resultados finales espera de ellos. Técnicamente, esto es algo que debería hacer cuando contrata  a un nuevo empleado. Sin embargo, siempre es buena idea tener una charla con su empleado una vez por mes para hablar sobre la dirección y la estrategia. Esto también le ayudará a reunir todas las distintas tareas que haya estado desempeñando su empleado en un solo objetivo.

Monitoree el Rendimiento, no sus Hábitos

Cuando utilice aplicaciones de monitoreo de empleados, es imperativo que las utilice solo para monitorear su rendimiento en lo que se refiere directamente al bienestar de su empresa. Nunca está bien juzgar a su empleado en base a unas cuantas costumbres que puedan o no tener. Deje que le explique.

Quizá tiene un empleado al que le gusta mucho andar por la oficina. Se toma muchos descansos para fumar y le gusta pararse en la mesa de todos para charlar un rato. Y eso le vuelve loco. Le gustaría que hubiera disciplina en la oficina, que todo el mundo estuviera sentado en su escritorio y trabajando a niveles óptimos. Como este empleado en particular está siempre dando vueltas, usted tiene sus dudas de que esté trabajando como debiera. Y se empieza a cuestionar si es siquiera competente para ello.

Y ahí es donde puede cometer un juicio erróneo. No importa cuáles sean sus costumbres ni el estilo de trabajo que tenga. Mientras no resulte perjudicial para los demás y acabe realizando su tarea al final, ¡no tiene por qué dudar de él!

Sea Constructivo, no Destructivo

Otra cosa que hacen los jefes vigilantes es utilizar aplicaciones de monitoreo para desarrollar a sus empleados, no para acabar con ellos. El monitoreo y la vigilancia crean transparencia, lo que quiere decir que va a acabar por conocer a alguien muy a fondo. Lo que ocurre en estos casos es que se le sube al jefe el poder a la cabeza. Se empieza a fijar en lo que sus empleados hacen mal; y eso no es la parte más problemática. El problema tiene lugar cuando se utilizan esos errores para degradar al empleados, para destrozarles señalando todos sus fallos.

Los jefes vigilantes utilizarán esa información para desarrollar a sus empleados. Una vez hayan identificado sus áreas débiles, les ayudarán en su desarrollo profesional para que puedan adquirir las habilidades que les hacen falta. Sí, claro que esto llevará tiempo y recursos, pero también lo hace reemplazarles. Y si les humilla, su rendimiento se verá reducido, y no potenciado a mejorar.

Así que la próxima vez que su aplicación de monitoreo de empleados le diga cuando su empleado ha hecho algo equivocado, tome un momento para evaluar su plan de enfoque frente a esta situación. Piense en todas las maneras en que les puede ayudar a mejorar. Sea su facilitador, no su humillador.

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